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lunes, 15 de agosto de 2016

EDITORIAL: TERRORISMO EN LA REGIÓN

 El Bolsón (ANPP).-Editorial: TERRORISMO EN LA REGIÓN
Hace ya algún tiempo que se viene hablando del terrorismo en nuestra región. Esta palabra en los titulares hace rápidamente de “llamador” y las notas que encabezan, se reproducen a gran velocidad. Es que nadie quiere “terrorismo” cerca de sí.
Nuestra región ha sufrido actos de terrorismo y muchos ni se han preocupado porque el tratamiento político que se le ha dado ha sido otro. El asesinato mafioso, la malversación o desvío de fondos públicos, la utilización de la función pública para sembrar la idea de terror con fines políticos, son actos de terrorismo. Así lo define la Real Academia de la Lengua Española:
1. m. Dominación por el terror.
2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.
3. m. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos.
(Real Academia Española © Todos los derechos reservados)
Cuando este terrorismo se ejerce por parte de un gobierno o de personas que (legal o ilegalmente) ocupan los puestos de gobierno y las funciones públicas, de manera sistemática y organizada, se lo define como “Terrorismo de estado”.
En San Carlos de Bariloche, desapareció un agente policial y se sabe que la policía está implicada en el ya confirmado asesinato de Lucas Muñoz.  ¿Quién asesina a un policía? Si fue la misma policía y se habla de que el agente en cuestión investigaba un caso de trata en el que estaría implicado el hijo de un comisario, pero el gobierno decide “separar” de sus cargos a cuatro altos jefes de la institución y no sólo a uno, ¿estamos hablando de crimen organizado? “Según se supo de fuentes extraoficiales, los desplazados son el segundo jefe de la Unidad Regional, comisario inspector Manuel Poblete, el jefe de Seguridad Zona Andina, David Paz, y dos subcomisarios cuyos nombres no trascendieron.”( http://www.rionegro.com.ar/bariloche/desplazan-a-cuatro- jefes-policiales-de-bariloche-por-el-caso-munoz-MK862385).
¿Qué  mensaje quieren dar quienes asesinaron a Lucas Muñoz?, ¿fué un acallamiento o una advertencia mafiosa?. En la misma línea podemos ubicar al  descuartizamiento del perro de la doctora que revisó al genocida Etchecolatz. Esta médica negó un estado de salud comprometido del prisionero, que hubiese permitido la prisión domiciliaria y luego de esto recibió este mensaje.
Nos preguntamos, entonces,  por qué ante todos estos hechos no se habla de terrorismo. Ya hubo en nuestra localidad un médico forense policial muerto, un ciudadano asesinado en la comisaría local, otro policía acribillado por policías. ¿No es la policía de Río Negro una mafia organizada que ejerce el terrorismo de Estado?. El intendente habló de terrorismo cuando aparecieron las dos máquinas incendiadas, pero decide no hacer expresiones públicas de repudio ante lo que sucede con su policía.
La intencionalidad de estos actos u omisiones, es sin dudas política. Y lamentablemente difícilmente “corregible”.
Nada menos que el presidente de la Nación incurrió en actos bárbaros, sea por incultura, insensibilidad o por complicidad con la parte; en las últimas y conocidas declaraciones sobre el terrorismo de estado y el genocidio perpetrado por la última dictadura cívico militar.  “No aclares que oscurece” dice el conocido dicho y parece que el Ministro de Derechos Humanos de la Nación no lo conoce, porque recientemente se publicaron en el Diario La Nación sus dichos: “"Metimos la pata", murmuraba, resignado, un funcionario en los pasillos de la Casa Rosada. "Estuvo mal preparado o nos confiamos demasiado", agregaba, teniendo en mente el reportaje que el presidente Mauricio Macri dio anteayer al portal BuzzFeed”.(http://www.lanacion.com.ar/1927394-el-gobierno-corrigio-a-macri-y-repudio-el-terrorismo-de-estado).
Autoatentados que "habilitan" el terrorismo de estado.
Entonces, la reflexión se vuelve necesaria, un gobierno municipal, provincial o nacional que no puede despegarse política e institucionalmente de un hecho delictivo organizado y en el que participaron funcionarios públicos, ¿no se mezcla con el  terrorismo? ¿hemos escuchado a intendentes o gobernadores repudiar los dichos presidenciales? ¿es que no lo consideran necesario? Cuando el intendente habla de terrorismo, conociendo que la fuerza policial está corrupta y cuyos efectivos son capaces de asesinar como en la mafia, a propios y ajenos (no sólo Lucas Muñoz, recordemos hace no mucho al agente Mauricio Cornejo asesinado por una banda de policías mientras intentaban un robo al supermercado Todo en nuestra localidad), ¿no es responsable de una intencionada maniobra de desvío de la opinión pública? ¿No corresponde que se haga cargo en primer lugar, en todo caso, de apuntar a los responsables políticos de esa fuerza, es decir al gobernador? ¿Es que el gobierno desconoce lo que hacen y son las fuerzas públicas? ¿No es esto gravísimo? ¿Cuál es la reacción pública frente a estos hechos de los  “Consejos de seguridad”?, ¿no debieran tener en cuenta que llamar a “más fuerza policial estaría siendo llamar a más mafia instalada en la región?. Está claro que, que haya algunos agentes corruptos no puede implicar a toda la fuerza, pero si nadie logra separar a los corruptos y terroristas de los que no lo son, ya no es una generalización, sino un hecho. Que los altísimos grados de corrupción en el gobierno sean una constante, no debieran ser algo que justifique la naturalización de miradas políticas inconstitucionales. ¿Por qué  pretenden hacernos creer que nuestro enemigo es el que está  al lado, el pueblo oprimido, y no los que tienen el  monopolio de la fuerza y hacen ejercicio ilegal de ella?.
Es curioso, no pudimos encontrar la definición de "Terrorismo de Estado" por la Real Academia Española. ¿Será que hay ciertos significados que es mejor ni mostrarlos? Será por eso también que hay ciertos artículos de la Constitución Nacional, como el 36 que no se usan casi nunca.  Existen otros Terrorismos de Estado, aunque no haya una dictadura, el  de las democracias aliadas al poder hegemónico y mediático que actúa organizadamente para imponer por la fuerza de la repetición y la mentira un sentido común funcional a sus intereses personales o corporativos; o el terrorismo legislativo y judicial, que constantemente falla de manera corporativa en contra de los intereses del pueblo.