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lunes, 7 de marzo de 2016

EDITORIAL.

El Bolsón (ANPP).- Nos encontramos nuevamente ante otro 8 de marzo, donde se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, fecha que se instaló desde los movimientos obreros a finales del siglo XX en América del Norte y Europa. Desde entonces, el Día Internacional de la Mujer, ha adquirido una dimensión global. El creciente movimiento internacional de mujeres, ha ayudado a que su conmemoración permita visibilizar la situación de las mujeres en distintas partes del mundo, cuestionando la desigualdad persistente en torno a los derechos y la participación en las esferas política y económica. Este día ha pasado a ser un momento de reflexión sobre los progresos alcanzados, un llamado al cambio y una conmemoración de los actos de valor y determinación tomados por mujeres corrientes, que han tenido un papel extraordinario en la historia de sus países y sus comunidades. Vivimos en tiempos revueltos. Sobre todo por dos motivos: la preocupante crisis económica y la alarmante situación actual de la mujer. Cuantas mujeres han muerto asesinadas; en manos de sus parejas, de extraños circunstanciales, del ejército invasor, de la policía o de sicarios, mercenarios cumpliendo órdenes. En este escenario tan violento, igual aumenta la resistencia. “Cuando nosotras defendemos los derechos humanos estamos desafiando a la vez las normas culturales, religiosas o sociales sobre la feminidad y el papel pasivo que debemos desempeñar en nuestras sociedades patriarcales. Y eso genera hostilidad”. El asesinato de Berta Cáceres, una activista hondureña, muy conocida por su victoria sobre el Banco Mundial y la estatal china Sinohydro para proteger el río Gualcarque; ha vuelto a sacar a la luz la situación de las mujeres que luchan por los derechos humanos en una de las regiones con más desigualdad de género. Las mujeres luchamos, sangramos, matamos y morimos en todas las luchas revolucionarias. Y nuestros enemigos lo advirtieron desde siempre. Ahí estamos en las puebladas, en las recuperaciones de tierras y en las acciones guerrilleras; en la luchas sindicales de las fábricas, de las escuelas, de los hospitales y de los cañaverales, en los campos, en las guerras, en las calles y también padecimos en los campos de concentración de la dictadura, en las cárceles, en los campos de refugiados... Luchando y también asumiendo, muchísimas veces en soledad, la responsabilidad de los hijos e hijas. Pareciera que todas las cosas han sido dichas ya, pero como nadie escucha, habrá que repetir una y mil veces la misma denuncia. Empezaremos tantas veces como sea necesario. Y un modo para conseguir que la situación de discriminación de las mujeres como grupo social cambie para bien, es incrementar la comprensión, propiciar la educación no sexista y alzar la voz. Porque la bala que nos mata muere al detonarse, pero nuestra palabra vive al replicarse; el reto es ni más ni menos que enfrentar las complejas sociedades androcéntricas en las que nos ha tocado vivir. Pero, ¿cuál es el mundo que buscamos las mujeres? un mundo donde ser mujer no implique subordinación ni exclusión; donde los derechos no sólo de las mujeres sean respetados y ejercidos plenamente. Por ello, desde distintas tierras, desde distintos caminos, las mujeres hacemos oír nuestras voces y damos a conocer nuestras experiencias y trabajo cotidiano. Vemos que muchas mujeres hacen circular sus saberes, las palabras se multiplican, son mujeres que han tenido que transgredir el orden y el modelo del “deber ser”, mujeres que han tenido que enfrentar muchos obstáculos para llegar a donde están. Entonces, mujeres, si nos han crecido las ideas, de nosotras ya no van a decir cosas muy feas, solamente podrán decir que han nacido nuevas mujeres con una mirada en el horizonte para hacer que a otras mujeres, a miles, a cientos de mujeres, les crezcan las ideas tal como a nosotras. Parafraseando a la comandante Ramona, no puede pensarse la construcción de un mundo rebelde y nuevo sin sus mujeres rebeldes y nuevas. “Nunca más un mundo sin nosotras”. Sabemos que la vida es mucho más pequeña que los sueños, desde esta agrupación va un pequeño homenaje a quienes han perdido la vida, pero nos dejaron sus sueños.